Una vinoteca del siglo XXI enraizada en 1894. Cinco generaciones apasionadas por el vino y los destilados, comprometidas con la innovación, la calidad y la atención al cliente
Calle Mayor de Irun en la primera década del siglo XX.
Todo comienza en 1894, cuando el contratista Martín Gaztelumendi abre en Irun, su localidad natal, un “despacho de vinos y aguardiente”, denominado Casa Gaztelumendi. Su olfato para los negocios le empuja a abrir la tienda en el número 8 de la calle Mayor, vía de gran importancia en aquella época, ya que formaba parte del Camino Real entre Madrid y París. La presencia de viajeros y paseantes transfronterizos delante de su tienda estaba asegurada.
Calle Mayor de Irun en la primera década del siglo XX.
Martín Gaztelumendi
La iniciativa del empresario irundarra no solo se enfoca al mercado local, sino que también incluye la exportación de vinos españoles a Francia. Los viñedos del país galo estaban desapareciendo, afectados por el insecto denominado filoxera, por lo que incrementa notablemente sus compras de caldos riojanos. En este contexto, Casa Gaztelumendi no desaprovecha la ocasión de comerciar con los vecinos franceses.
Martín Gaztelumendi
Barricas de vino en la plaza Urdanibia de Irun para su exportación a Francia en 1917, durante la I Guerra Mundial (Foto: Ricardo Campo)
Clientes y amigos de Casa Gaztelumendi durante una celebración en el establecimiento (Foto: Archivo Municipal de Irun)
Entrada en las primeras décadas del siglo XX, Casa Gaztelumendi vive una etapa de expansión, siempre buscando espacios de gran tránsito urbano. Es el caso de los puntos fronterizos, donde abre sucursales cercanas a la estación del ferrocarril y a los puentes internacionales situados junto a territorio francés. En paralelo, la faceta más popular se refleja en la apertura de una sidrería en Irun y otra tienda en Hondarribia.
Clientes y amigos de Casa Gaztelumendi durante una celebración en el establecimiento (Foto: Archivo Municipal de Irun)
El crecimiento del negocio brilla también en las ventas internacionales, particularmente en Francia, inmersa en la I Guerra Mundial. El conflicto bélico obliga al país galo a incrementar las importaciones de vino, dado que su producción vinícola era escasa en esas adversas circunstancias.
Ruinas del centro de Irun, tras el incendio de 1936. En la imagen, Casa Gaztelumendi estaba situada abajo, a la derecha
Martín Gaztelumendi fallece en 1935 y su hija Pilar coge el relevo en la antesala de la Guerra Civil. En verano de 1936, la contienda se ceba con Irun y afecta directamente a la familia. A principios de septiembre, el marido de Pilar, Joaquín Solbes, es apresado por motivos políticos y fusilado. Pocos días después, como consecuencia de las maniobras bélicas, un enorme incendio calcina decenas de edificios en el centro de Irun, entre ellos el inmueble de Casa Gaztelumendi. Viuda y con tres hijos, Pilar huye a Francia a la espera de que la situación se calme en la ciudad fronteriza.
Ruinas del centro de Irun, tras el incendio de 1936. En la imagen, Casa Gaztelumendi estaba situada abajo, a la derecha
En 1937, Pilar vuelve a Irun junto a sus tres vástagos. Pese a su drama personal, está decidida a tirar de la familia y reflotar Casa Gaztelumendi. La situación es crítica: un país en guerra, el negocio arruinado y el fundador de la empresa fallecido.
Pilar Gaztelumendi
Pilar Gaztelumendi
Bajo la gestión de Pilar Gaztelumendi, el establecimiento reabre en Irun, en la céntrica calle Iglesia. Poco a poco, se retoma el intenso ritmo comercial en la tienda y se incrementan las importaciones de espirituosos franceses, así como las exportaciones de vinos españoles. La empresa vuelve ser un referente en las dos orillas del Bidasoa.
Personas en el balcón situado encima de Casa Gaztelumendi
Personas en el balcón situado encima de Casa Gaztelumendi
Casa Gaztelumendi recobra el esplendor comercial, superadas las carencias de la posguerra. La población de Irun supera la de 1930, lo que suma nuevos clientes al comercio de vinos regentado por Pilar Gaztelumendi.
Al mismo tiempo, el desarrollo de las áreas aduaneras y el paulatino levantamiento de las restricciones en los pasos fronterizos facilita los intercambios comerciales con Francia. Casa Gaztelumendi incrementa sus exportaciones al país vecino y recibe nuevos clientes galos, atraídos por la calidad y la variedad de sus vinos y licores.
La calle Iglesia de Irun con la entrada a Casa Gaztelumendi delante del vehículo blanco (Foto: Guilló)
Documento de 1951 para poner en contacto a un cliente con una bodega
Documento de 1951 para poner en contacto a un cliente con una bodega
Izquierda: Clientes y empleados rodean la furgoneta de Casa Gaztelumendi, con Mattin Solbes sobre el techo, a la izquierda Derecha: Clientes y amigos de Mattin Solbes (segundo por la derecha) delante del comercio
A principios de los años 60, la tercera generación familiar continúa con la aventura iniciada por Martín Gaztelumendi. Su nieto, Mattin Solbes, se hace cargo de la empresa y mantiene firme el negocio para embocar el final del siglo XX. Mattin continúa con el legado de sus antepasados, ahora con el comercio central en la calle República Argentina de Irun, denominado Nieto de Martín Gaztelumendi.
El establecimiento estaba situado frente al mercado de abastos, donde acuden diariamente cientos de clientes franceses. Muchos de esos compradores adquieren vinos y destilados de calidad en la popular tienda, que también reúne a una fiel clientela local. Lamentablemente, Mattin fallece en 1986 sin poder atisbar la futura modernización del negocio proyectada por su hijo Iñaki.
Tras el fallecimiento de Mattin Solbes, su hijo Iñaki toma el testigo familiar al frente de la empresa. Tan solo tiene 16 años y, pese a su inexperiencia, impulsa las ventas gracias a su pasión por el mundo del vino, iniciada por su bisabuelo, Martín Gaztelumendi.
Iñaki Solbes ante la entrada del comercio, a finales de los 80
Al mismo tiempo, se incorporan al negocio de vinos y licores las hermanas de Iñaki: María y Nerea. La empresa da otro giro en busca de una mayor especialización en los productos. Los nuevos tiempos incorporan clientes que demandan más calidad y, por tanto, se apuesta por incorporar vinos y licores muy selectos.
Iñaki Solbes ante la entrada del comercio, a finales de los 80
Nerea y María Solbes posan en el interior de la tienda
En paralelo, se esboza un nuevo proyecto que dará cuerpo a esa superior calidad de los artículos. Las instalaciones de la entrañable tienda comienzan a quedarse obsoletas ante la modernización de la oferta vinícola. Urge un cambio de local y de servicios. Con el nuevo siglo, la metamorfosis se materializará plenamente.
Nerea y María Solbes posan en el interior de la tienda
Iñaki y Miguel junto al enólogo Bruno Prats en 2009
Iñaki sabe que la firma requiere otra vuelta de tuerca para adaptarse a los tiempos. Para ello, se asocia con Miguel Salas para convertir una tienda local en un comercio global, dotado de miles de vinos y destilados. En 2001 abren un amplio y moderno establecimiento, manteniendo el espíritu familiar, acogedor y cálido de Casa Gaztelumendi, que pasa a llamarse Vinoteca Mendibil.
Iñaki y Miguel junto al enólogo Bruno Prats en 2009
Entrada a Vinoteca Mendibil pocos años después de su apertura
En 2006, la buena marcha del comercio les espolea a trasladarse a un local mayor, la actual ubicación, muy próxima a la anterior y siempre en el centro de Irun. Incorporan vinos y destilados de todo el mundo, mientras que potencian la distribución en hostelería entre Biarritz y San Sebastián.
Entrada a Vinoteca Mendibil pocos años después de su apertura
El constante aumento de clientes exige evolucionar para mantener la calidad del producto y el servicio. Así, el año 2014 se inicia con la apertura de un gran almacén y una oficina en el centro logístico Zaisa de Irun, lo que incrementa la plantilla y los vehículos de distribución.
En este tiempo, Vinoteca Mendibil habilita un depósito fiscal que facilita las transacciones con Francia, mercado que se incrementa paulatinamente. Esta internacionalización se amplía con la importación directa de reputadas bodegas italianas, francesas y alemanas. A ello se suma el inicio de las ventas en las zonas fronterizas, desde Euskadi a Cataluña, a través de los comercios situados en esos puntos lindantes con tierras galas.
La trayectoria de Vinoteca Mendibil, antes Casa Gaztelumendi, se reconoce con el Premio a la mejor Empresa Comercial en Gipuzkoa, concedido por la Cámara de Comercio guipuzcoana. El jurado resalta su “modelo de gestión, implantación de tecnologías, presencia y posicionamiento en Internet y su adecuación a la evolución del mercado en sus 125 años de trayectoria”. Se destaca, asimismo, que su “orientación al cliente es el eje central de su política de empresa”.
Los últimos años han supuesto otro salto adelante para Vinoteca Mendibil con el traslado de las oficinas y el almacén a un gran pabellón, situado en un área logística de Irun. Las modernas instalaciones han permitido optimizar tanto las gestiones administrativas como el almacenamiento y la conservación de los productos.
En la actualidad, se han intensificado las transacciones con el mercado francés, donde Vinoteca Mendibil ha extendido notablemente sus ventas entre los profesionales de la restauración y el comercio del otro lado del Bidasoa.
La búsqueda de nuevos canales de venta ha desembocado en la apertura de un eShop, donde los clientes pueden acceder a un extenso catálogo con más de 2.000 artículos. Entre las muchas referencias, la tienda online ofrece algunos vinos y destilados solo encontrables en Vinoteca Mendibil.
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